
Ser niño no es fácil, ser un adulto tampoco.
Si eres mamá seguramente sabes lo frustrante que es un berrinche y lo vergonzoso que es para nosotros que lo hagan en público pero lo que mejor debes entender es ese sentimiento de no saber como actuar ante dicho evento.
Quizá quieras optar por la salida fácil y darle una nalgada a tu peque, si me permites darte un consejo, ¡No lo hagas!, un berrinche es algo normal en los niños, ellos son seres nuevos en este mundo que están aprendiendo a expresarse, aún no saben controlar ni manejar sus emociones, mucho menos la frustración, si para nosotros como adultos es complicado hacerlo, imagínate para ellos.
Sé que muchos van a decir que tu hijo “Te está tomando la medida”, “Te está manipulando” “Es un grosero” “No lo estás educando bien, no le estás poniendo límites” “Se va a convertir en un delincuente si sigue así” o que “Por eso los niños de hoy ya no respetan”. Nada de esto está relacionado con los berrinches. Puedes verlo en libros de Rosa Jové, Carlos González o en las páginas de Álvaro Pallamares y los videos de Alberto Soler.
Has oídos sordos a esos comentarios, aquellos que siguen pensando que una nalgada es mejor para frenar un berrinche no han intentado hacerlo de otra manera, o su desesperación les ha ganado.
Debo confesar que la primera vez que Angelito hizo un berrinche (con pataletas y todo) recurrí a la nalgada, y no saben la arrepentida que me di. La expresión en su cara después de eso me quedo grabada, ver su mirada herida y de cierto modo humillada, me hizo darme cuenta que en definitiva esa no es la mejor opción.
Para un niño, un rabieta es una forma de expresar su frustración ya sea porqué no se le compró o se le dio algo en el momento o porqué las cosas no salieron como él o ella esperaban.
Un golpe no va a solucionar esto, aunque después le expliques y le digas que es por su bien, lo heriste en un momento en el que el no sabía como sacar lo que sentía.
Un niño es más inteligente de lo que pensamos, y su capacidad mental va más allá de ser usada para la manipulación.
Lo límites son necesarios y pueden marcarse con amor y paciencia, hablar con ellos una vez que están tranquilos es posible, mientras está el berrinche en proceso no lo dejes solo, puede lastimarse, si estás en un lugar público tómalo de la mano o cárgalo y llévalo a un lugar un poco más alejado, quédate con él o ella, dale tiempo de que saque lo que siente, si te lo permite abrázalo para contenerlo, y dile al oído que se calme para que puedan hablar.
Probablemente pienses que un niño de meses o incluso de un año no te entenderá pero créeme que tus expresiones faciales y corporales así como tu humor en ese momento dicen mucho para tu peque.
Hasta la fecha mis hijos han hecho berrinches y he logrado manejarlos de la forma que te platico, no ha sido fácil, hay momentos en que quiero sentarme a llorar con ellos, y de hecho en una ocasión lo hice, sentía que la situación me sobrepasaba, acto seguido mi hijo se quedo callado y me miró, se limpió sus lagrimas, limpió las mías y entonces pude decirle porqué lo que hacia no era correcto.
Yo aún siendo mamá y siendo adulta he hecho berrinches, he gritado cuando me siento frustrada y desesperada, he llorado cuando las cosas no han salido como yo esperaba. ¿Por qué esperamos que los niños no lo hagan? ¿Por qué queremos que actúen “como adultos” cuando incluso nosotros hacemos rabietas?.
Recuerda que tú también fuiste un pequeño, también has pasado por esa sensación de no saber como expresarte, así que se paciente, que ser adulto no es sencillo y ser padre menos. No repitas patrones que puedan derivar en violencia, hay otras alternativas.
Infórmate, lee, investiga y verás que con amor y mucho mucha paciencia tendrás mejores resultados.